Esta historia está basado en hechos reales, aunque no necesariamente me sucedieron a mí. Al igual que el Maestro, tomo detalles míos y de otras personas que conozco, invento alguno y cambio algunos nombres (en particular, TODOS los nombres de la empresa y de las personas) para tratar de hacer digerible esta historia, pero el espíritu es tal cual la vida misma. Espero que os guste.
Es una mierda ir al supermercado. Ir a por levadura y un bote de espárragos y, de repente, darte cuenta de que no puedes vivir sin probar el gel microgotas de vainilla para pieles grasas que lleva todo el mundo; acabas llenando el carro hasta arriba de cosas hasta que, al llegar a la caja, te das cuenta de que no puedes pagarlo todo y tienes que empezar a descartar. ¿Nunca os ha pasado? El Cucal, el vino bueno, el cubo de la fregona de repuesto, los clínex con olor a lavanda... Todo a su sitio otra vez. Una tortura, como siempre. Bueno, como siempre no. Aquel día recibí una llamada.
- Buenas tardes, quería hablar con Gervasio Alfredo Pérez.
- Sí soy yo.
- Hola, Gervasio Alfredo. Le llamo de la empresa NewPower Networking Plus. Hemos recibido un currículum suyo a través de la web Infoempleo, y queríamos que viniera a una entrevista con nosotros. ¿Vive vd. en A Coruña?
- Sí, en A Coruña-capital.
- No, bueno, la capital es Santiago, jeje, que yo soy de Santiago. Mañana realizamos entrevistas a los posibles candidatos a las 9:45. ¿Le viene bien a esa hora?
- Sí, cómo no.- Estaba en paro, me venía de puta madre cualquier hora.
DÍA 1: La entrevista eléctrica
Les había mandado el curriculum porque no se exigía experiencia, y quería saber en qué consistía el trabajo. Era de comercial (aunque en ese momento no lo sabía), mi primera experiencia de este tipo, pero yo no sabía ni en qué consistía el trabajo. Pequé de ingenuo y a la mañana siguiente me presenté a eso de las 9:40 en la dirección que me dijo la tipa, a pesar de mis dudas: si me llaman para una entrevista (algo poco frecuente), me meto en Internet a buscar información de la empresa, pero es que NO había información de NewPower Networking Plus (si descontamos las ofertas en Infojobs, Infoempleo, Oficinaempleo y demás). Como mucho, encontré la web del Grupo Networking, que se asemejaba vagamente a lo que comentaban en la oferta, por lo que no estaba seguro ni siquiera de que se tratase de la misma empresa.
Para colmo, llego al portal y leo en la puerta que, en el piso al que me dirijo, pone que está la empresa Dynamic Inspiration. "Mierda. Voy a llegar tarde a la entrevista... bueno, voy a llamar para asegurarme". Me dicen que sí, que es el sitio de las entrevistas. Subo, en la puerta pone SÉQUITO (¿otra empresa más?), abro la puerta y una señora (la misma que me llamó el día anterior) me dice a mí y a otro chico que pasemos a una sala.
El sitio parecía sacado de una película de Hollywood. Música de discoteca, gente de mi edad (o más joven) trajeada y yendo de un lado para otro, siempre con una sonrisa en los labios, pero con mucha prisa. Hablando casi a gritos, pero de buen rollo (positivo, POSITIVO!!!!!!) y una sala de espera llena de gente. Nada es casualidad, y menos en gente especializada en vender:
- La música (me enteré más tarde) es para que te acostumbres a estar bajo presión, bajo ruido, para que te hagas inmune.
- La sala de estar tenía las sillas muy estrechas e incómodas. Nos hicieron esperar casi dos horas, y la única razón por la que no me iba (suelo despreciar la impuntualidad) era porque podía salirme un trabajo. De esta forma, se cultiva en quienes buscamos empleo la sensación de que dependemos de ellos.
- Cada poco tiempo, llamaban a alguien que se metía en una especie de caja translúcida donde estaba la señora de antes moviendo las manos como los gorilas.
- La eterna espera, unido a que casi no teníamos información del sitio, me hizo pensar que si me iba al baño y me llamaban, ¡perdía esta oportunidad de trabajar! ¿en qué? No sé, pero ¡de trabajar!
Llegó el momento. Me llaman y entro en la caja. Efectivamente, la señora andaba y se movía como un gorila, mientras hablaba sin parar ni darme opción a decir nada salvo contestar con monosílabos. Comenzó echando flores a su empresa, dicen que antes trabajaban para FenosEon, pero ahora están con IberdEsa. Me habla de los premios de la empresa, que en su día trabajaron a puerta fría pero que ahora con empresas, me deja claro que la pescadera del barrio también es una empresa, me insiste en que ahí se trabaja bajo presión y repite constantemente una palabra: OBJETIVOS. Todo gira alrededor de los objetivos, hay que cumplir los objetivos, la empresa depende de que se alcancen esos objetivos, tu trabajo depende esos objetivos, ¿ESTÁS DISPUESTO A CUMPLIR LOS OBJETIVOS?
Como la señora llevaba 5 minutos hablando más rápido que el jamao de los Micromachines me pilló por sorpresa la pregunta, así que balbuceé: "Claro que estoy dispuesto, y lo estaré aún más cuando conozca cuáles son esos objetivos". Luego la señora siguió hablando a toda hostia haciendo, de vez en cuando, preguntas cerradas, salvo una en la que me preguntó una curiosidad irrelevante de mi anterior trabajo. Me dijo que mi curriculum le gusta y que al día siguiente iba a hacer una prueba, pero que no llevase vaqueros, sino que llevase unos pantalones chinos. Primer desembolso.
Al menos me quedó claro que allí se contrata a la gente en el régimen general (me recalcó que "aquí no hacemos contratos basura"), pero que NO hay sueldo fijo: sólo cobras si haces nuevos clientes.
No sabía cuánto iba a durar allí, así que esa tarde me pillé unos chinos (no tenía) y al día siguiente estuve como un clavo a la hora que me dijeron. Lo que sí me dijeron es que "la prueba" iba a durar todo el día, por lo que me temía que íbamos a comer fuera. Un día es un día, supongo, pero lo que tenía claro es que no podía comer fuera de casa a diario. Segundo desembolso.
DÍA 2: La prueba:
Llegué a tiempo, esperé 2 horas (por suerte me llevé un libro, tras la experiencia del día anterior) y, al fin, pe presentaron al jefe de equipo, que denominaremos Jefecillo, un tipo vestido como un pincel, con carisma, que rebosaba simpatía y que iba a ser mi apoyo durante mis comienzos en la compañía. Obviamente se disculpó por la espera y en seguida fuimos a su coche con el resto del equipo. Nos dirigimos al cruce de la Ronda de Outeiro con la Avenida Peruleiro y Jefecillo repartió la zona para todos los miembros del equipo, salvo para mí, que me tuvo a su sombra durante todo el día.
Ví en qué consistía su trabajo (sin haber asistido a ninguna formación) y me pareció algo muy duro y con apenas posibilidades de éxito. Teníamos que ir empresa por empresa (daba igual una pescadería, un taller o una granja con vacas), porque nuestra empresa acababa de empezar con IberdEsa y no podíamos ir a puerta fría, donde es más fácil convencer a la gente: pocos particulares miran tanto por su dinero como un empresario.
¿Dificultades? TODAS. No podíamos hacer contratos si las últimas 4 facturas no pasaban de tantos watios consumidos. Muchas empresas contratan a una gestoría para que les lleve las facturas (los que no, no acumulan sus facturas en la empresa en muchos casos... o eso te dicen). Por tanto, hay que hacer MUCHAS llamadas telefónicas a empresarios y a gestorías, llamadas que, obviamente, no paga la empresa (y a mí, por entonces, todavía me quedaba medio año de permanencia de Mierdistar). Tercer desembolso.
Y en TODOS los casos en los que no te echan con cajas destempladas a la primera de cambio, tienes que ir varias veces, pero NO SABES cuándo la empresa te volverá a destinar por la zona, y tienes que compensar la falta de información induciendo al cliente la sensación de angustia, ¡que se acaba la oferta, que va a volver a subir la luz!
Por no hablar de que no tenía conocimientos previos de marketing: convencer a la gente a la que acabas de conocer no es apto para cualquiera, pero poneos en mi situación: en mi vida había leído detenidamente esa cosa tan complicada llamada factura eléctrica y ahora, sin apenas formación tenía que, no sólo ser un experto (para explicarle a la gente cuánto iba a ahorrar tras calculárselo), sino que tenía que convencer a potenciales clientes de algo que a mí me parecía absurdo.
Tras comer, seguimos por la tarde de un lado para otro, mientras Jefecillo me comentaba que, si trabajas duro, puedes ir ascendiendo, y hay proyectos de abrir oficinas en Hondudas y Nicaragua, y alomojó te pueden mandar de Director de la oficina, como en Coruña está Superjefa. Está muy bien lo de llenar de pájaros la cabeza de la gente en su primer día de curro, pero es que entre las ilusiones de mi vida no está irme a Sudamérica, fíjate.
Al final del día me llamó Superjefa por teléfono y me preguntó qué tal. Yo lo vi jodido, pero opté por seguir a ver si, cuando lo intentase, conseguía algo. "Verás, Superjefa, creo firmemente que soy la persona adecuada para el puesto porque bla, blu, bli...".
DÍA 3: Ordes.
Entré en la empresa y me mandaron para la sala donde se reúne todo el mundo antes de salir a currar, y Superjefa me pidió toda la documentación. Entre ellos, un papel en el que se diga que mi número de la Seguridad Social es mío y no de mis padres. No era mi primer trabajo, pero aún así no se quiso fiar y me pidió que fuese a por él pero que tardase poco; como estaba en mitad de la "Formación", la convencí para ir al día siguiente a la oficina de la SS (que está cerca) antes del curro.
¡Sí, tuvimos formación! Tras una ínfima reunión, todo el mundo se pone a hablar en pequeños grupos mientras que un cubano loco nos coge a los nuevos y nos grita, enseñándoles un papel "¡muchiachios la dos sero son dies, la dos uno son veinte y la tres sero son treinta!!!!!!!". Y se va. Verídico. Otras cosas de esta historia las habré cambiado o no me acordaré de todos los detalles, pero esto es verídico: nos gritó tres datos sin explicarnos qué carallo significaban y se fue. Más tarde me enteré de que hablaban de las posibles potencias contratadas que nos íbamos a encontrar y de los incentivos, pero en ese momento me quedé a cuadros.
Ese día fue particularmente aburrido. Nos fuimos en coche a Ordes, que queda a 40 Km de A Coruña. El desplazamiento fuera de la ciudad lo paga la empresa, (no así dentro de la ciudad), aunque no paga autopistas, dietas, móviles ni esas cosas que, al fin y al cabo, ayudan a producir DINERO para la empresa. Tuvimos que ir por varias aldeas cercanas, mientras el resto del equipo se repartían por la zona. Me sorprendió cuando, al llegar a una pedazo de granja, Jefecillo murmuró: "ah, esto huele a 3.0..." Y me dijo "vamos a entrar". Y yo: "pero... es una propiedad privada". Me dijo que no me preocupase, y se adentró hasta donde estaban las vacas. "¡Ah, es una 3.0 clarísima!". El tipo mirando por su dinero, mientras yo estaba acojonado esperando que el granjero saliese de cualquier sitio con una escopeta y me llenase de perdigones. Por suerte, el dueño no apareció, y por tanto, volví a casa de una pieza.
DÍA 4: Cubano Loco.
Tras conseguir el papel y entregar la documentación, tuvimos (al fin) la primera formación "normal". Un tipo con mala hostia soltándonos eslóganes: "cada no te acerca más a un sí"; "hay que jugar con las probabilidades"; "marcaos objetivos"; "aquí no queremos gente mediocre" mientras nos enseñaba varios posters. Todo en cinco minutos. Y se acabó la formación. Con eso tienes que ser experto en vender al cliente algo tan complicado como una mejor oferta en su factura eléctrica.
Hoy Jefecillo tenía unos asuntos que atender, así que me asignaron a Cubano Loco, quien me preguntó si me veía con carpeta (es decir, currando solo y buscándome las castañas), y le dije que no (no me habían formado prácticamente nada), así que... me dio una, y me dijo que por la tarde me tocaría probar suerte. Nos llevó (casualmente) a mi barrio y separó al grupo, tras lo cual me dijo que a las 12 tenía que terminar un negocio, así que podía irme a casa hasta después de comer en cuanto terminase de rodear con él una manzana, pero que NO se lo dijese a nadie. Dicho de otro modo: no tengo tiempo para ocuparme de un novato, así que no me molestes ahora.
Por la tarde, fui con él un rato (en el que el tipo no paró de ligar en ningún momento con las que le atendían) y tras verme cómo lo hice en cuatro locales (en los que dijo que lo hago "genial" y que le gustaba mi estilo), me asignó a un par de manzanas que tenía que cubrir solo. Allí me di cuenta, por las airadas respuestas de los empresarios, de que nuestra empresa ya había pasado por allí unos días antes (era terreno quemado), y la gente no estaba nada contenta con nosotros. Tras acabar lo que me mandó, me dijo "ahora rodeas esa plaza, y dentro de una hora te largas a casa"; tuve que hacer tiempo, porque lo que me asignó no me llegó ni para veinte minutos.
DÍA 5: El Infierno.
Llego al curro, firmo el contrato (por fin) y al día siguiente me dan de alta en la SS. Lo curioso es que en el contrato no pone NewPower Networking Plus, ni Dinamic Inspiration, ni siquiera SÉQUITO. Ponía Spelling de Angustias. Cuatro nombres, supuestamente la misma empresa. En fin.
Superjefa nos dijo que estaba enfadada: ella paga mucho dinero de nuestra Seguridad Social y no ve resultados. Hubo muy pocos contratos esta semana y eso no puede ser, así que esta semana habrá ultimatum: el que no haga X contratos, a la puta calle, aunque lleve un año con la empresa (a excepción de mí y otro chaval que también empezó hace dos días). Es como los objetivos de siempre, pero en vez de tener dos semanas para cumplirlos, tienes dos días. Y además a partir del día siguiente, el curro empezará una hora antes.
Nos dicen que hoy toca reciclaje y que los de mi grupo van para Santiago, mientras yo voy con Jefecillo al cercano Milladoiro. Veo que se ha montado un lío monumental entre compañeros.
No os preocupéis, lo normal en cualquier empresa. Uno de los compañeros, que, llegando al curro, terminó de rellenar unos datos que faltaban de un contrato que cerró la tarde anterior. Mientras hablaba por teléfono. Lo escribió sobre el volante. Mientras conducía (a poca velocidad). Con dos compañeros detrás, acojonados y cabreados. Sí, la anécdota es verídica: hay gente tan desesperada por cumplir los objetivos que la vida de los demás les importa un carajo.
La mañana fue soporífera. Ver como Jefecillo curraba mientras yo le seguía por un polígono industrial, al tiempo que de vez en cuando le comentaba que igual podría aprender si me dejaba la carpeta y me decía cuáles eran mis errores. Me dijo que sí, pero al final sólo tuve 20 minutos por la tarde en los que fui a 4 empresas y no conseguí nada. El resto del día, sólo se preocupó de sus contratos.
La vuelta no fue agradable. Tras 12 horas de curro, volvíamos por una carretera general y a Jefecillo no se le ocurre mejor idea que una novatada. Cada pocos metros teníamos que salir uno de nosotros del coche y arrancar una hortensia de un jardincito de una casa particular, mientras Jefecillo pitaba insistentemente con el coche. Lo que se dice una broma entre adultos. Cuando me llegó el turno a mí, como bastante quemado me dejaron ya en el colegio, respondí que "ESO SERÁ SI CONSEGUÍS SACARME ENTRE TODOS DEL COCHE" mientras esbozaba una encantadora sonrisa. Creo que no me entendieron, pero es que a mí el vandalismo no me hace especialmente gracia ni me cae especialmente simpático. Conozco ancianos cuya única distracción es cuidar el jardín de su casa tras currar toda una vida, y no me parece ético irles a joder para divertir a Jefecillo.
Luego, lo normal, vimos un ciclista y uno de los compañeros le tiró desde el coche una colilla encendida a la cara (por suerte, creo que no le dio); como curiosidad, fue el jamao que por la mañana rellenaba contratos al volante. Y el resto del camino, otro de los compañeros se puso a cantar mal y estridentemente, la misma frase... durante media hora o así.
Era demasiado para mi cabeza. Fue llegar a casa, cenar, poner en orden mis ideas y pensar si merece la pena seguir o no. Prácticamente no dormí esa noche, y a eso de las 4:00 decidí que tenía que largarme.
FINAL:
Nada más entrar en el curro, le dije a Superjefa que no me veía allí. Usando sus palabras del día anterior, veía que estaba pagando mi Seguridad Social, y yo estaba seguro de que no iba a poder conseguir ni un solo contrato, y que yo estaba gastando tiempo (y dinero) que podía invertir en encontrar curro. Fue muy comprensiva, todo lo contrario que Jefecillo, a quien le comenté que me iba mientras le di la hoja con los datos que fui apuntando en las pocas empresas a las que fui solo. Me la arrancó de las manos sin mirarme a la cara, todo un detalle.
Fue curiosa esta experiencia. Desde entonces, presté más atención a las noticias sobre el "mercado eléctrico". En Viveiro me enteré de una Asociación de Afectados por los Timos de las Eléctricas (creo que se llamaba así, pero no encuentro el enlace).
Recuerdo que Jefecillo comentó en una reunión que apenas hay margen para las ofertas, y vino a decir que TODAS las compañías eléctricas te ofrecen paralizar la subida de la luz durante un año, y luego te la suben de golpe. Recuerdo que saqué la conclusión de que, si tienes la Tarifa de Último Recurso, NO la debes abandonar siempre que sea posible.
Os dejo con un enlace otra experiencia de comercial que, quizá, sea de vuestro interés:
Al menos me quedó claro que allí se contrata a la gente en el régimen general (me recalcó que "aquí no hacemos contratos basura"), pero que NO hay sueldo fijo: sólo cobras si haces nuevos clientes.
No sabía cuánto iba a durar allí, así que esa tarde me pillé unos chinos (no tenía) y al día siguiente estuve como un clavo a la hora que me dijeron. Lo que sí me dijeron es que "la prueba" iba a durar todo el día, por lo que me temía que íbamos a comer fuera. Un día es un día, supongo, pero lo que tenía claro es que no podía comer fuera de casa a diario. Segundo desembolso.
DÍA 2: La prueba:
Llegué a tiempo, esperé 2 horas (por suerte me llevé un libro, tras la experiencia del día anterior) y, al fin, pe presentaron al jefe de equipo, que denominaremos Jefecillo, un tipo vestido como un pincel, con carisma, que rebosaba simpatía y que iba a ser mi apoyo durante mis comienzos en la compañía. Obviamente se disculpó por la espera y en seguida fuimos a su coche con el resto del equipo. Nos dirigimos al cruce de la Ronda de Outeiro con la Avenida Peruleiro y Jefecillo repartió la zona para todos los miembros del equipo, salvo para mí, que me tuvo a su sombra durante todo el día.
Ví en qué consistía su trabajo (sin haber asistido a ninguna formación) y me pareció algo muy duro y con apenas posibilidades de éxito. Teníamos que ir empresa por empresa (daba igual una pescadería, un taller o una granja con vacas), porque nuestra empresa acababa de empezar con IberdEsa y no podíamos ir a puerta fría, donde es más fácil convencer a la gente: pocos particulares miran tanto por su dinero como un empresario.
¿Dificultades? TODAS. No podíamos hacer contratos si las últimas 4 facturas no pasaban de tantos watios consumidos. Muchas empresas contratan a una gestoría para que les lleve las facturas (los que no, no acumulan sus facturas en la empresa en muchos casos... o eso te dicen). Por tanto, hay que hacer MUCHAS llamadas telefónicas a empresarios y a gestorías, llamadas que, obviamente, no paga la empresa (y a mí, por entonces, todavía me quedaba medio año de permanencia de Mierdistar). Tercer desembolso.
Y en TODOS los casos en los que no te echan con cajas destempladas a la primera de cambio, tienes que ir varias veces, pero NO SABES cuándo la empresa te volverá a destinar por la zona, y tienes que compensar la falta de información induciendo al cliente la sensación de angustia, ¡que se acaba la oferta, que va a volver a subir la luz!
Por no hablar de que no tenía conocimientos previos de marketing: convencer a la gente a la que acabas de conocer no es apto para cualquiera, pero poneos en mi situación: en mi vida había leído detenidamente esa cosa tan complicada llamada factura eléctrica y ahora, sin apenas formación tenía que, no sólo ser un experto (para explicarle a la gente cuánto iba a ahorrar tras calculárselo), sino que tenía que convencer a potenciales clientes de algo que a mí me parecía absurdo.
Tras comer, seguimos por la tarde de un lado para otro, mientras Jefecillo me comentaba que, si trabajas duro, puedes ir ascendiendo, y hay proyectos de abrir oficinas en Hondudas y Nicaragua, y alomojó te pueden mandar de Director de la oficina, como en Coruña está Superjefa. Está muy bien lo de llenar de pájaros la cabeza de la gente en su primer día de curro, pero es que entre las ilusiones de mi vida no está irme a Sudamérica, fíjate.
Al final del día me llamó Superjefa por teléfono y me preguntó qué tal. Yo lo vi jodido, pero opté por seguir a ver si, cuando lo intentase, conseguía algo. "Verás, Superjefa, creo firmemente que soy la persona adecuada para el puesto porque bla, blu, bli...".
DÍA 3: Ordes.
Entré en la empresa y me mandaron para la sala donde se reúne todo el mundo antes de salir a currar, y Superjefa me pidió toda la documentación. Entre ellos, un papel en el que se diga que mi número de la Seguridad Social es mío y no de mis padres. No era mi primer trabajo, pero aún así no se quiso fiar y me pidió que fuese a por él pero que tardase poco; como estaba en mitad de la "Formación", la convencí para ir al día siguiente a la oficina de la SS (que está cerca) antes del curro.
¡Sí, tuvimos formación! Tras una ínfima reunión, todo el mundo se pone a hablar en pequeños grupos mientras que un cubano loco nos coge a los nuevos y nos grita, enseñándoles un papel "¡muchiachios la dos sero son dies, la dos uno son veinte y la tres sero son treinta!!!!!!!". Y se va. Verídico. Otras cosas de esta historia las habré cambiado o no me acordaré de todos los detalles, pero esto es verídico: nos gritó tres datos sin explicarnos qué carallo significaban y se fue. Más tarde me enteré de que hablaban de las posibles potencias contratadas que nos íbamos a encontrar y de los incentivos, pero en ese momento me quedé a cuadros.
Ese día fue particularmente aburrido. Nos fuimos en coche a Ordes, que queda a 40 Km de A Coruña. El desplazamiento fuera de la ciudad lo paga la empresa, (no así dentro de la ciudad), aunque no paga autopistas, dietas, móviles ni esas cosas que, al fin y al cabo, ayudan a producir DINERO para la empresa. Tuvimos que ir por varias aldeas cercanas, mientras el resto del equipo se repartían por la zona. Me sorprendió cuando, al llegar a una pedazo de granja, Jefecillo murmuró: "ah, esto huele a 3.0..." Y me dijo "vamos a entrar". Y yo: "pero... es una propiedad privada". Me dijo que no me preocupase, y se adentró hasta donde estaban las vacas. "¡Ah, es una 3.0 clarísima!". El tipo mirando por su dinero, mientras yo estaba acojonado esperando que el granjero saliese de cualquier sitio con una escopeta y me llenase de perdigones. Por suerte, el dueño no apareció, y por tanto, volví a casa de una pieza.
DÍA 4: Cubano Loco.
Tras conseguir el papel y entregar la documentación, tuvimos (al fin) la primera formación "normal". Un tipo con mala hostia soltándonos eslóganes: "cada no te acerca más a un sí"; "hay que jugar con las probabilidades"; "marcaos objetivos"; "aquí no queremos gente mediocre" mientras nos enseñaba varios posters. Todo en cinco minutos. Y se acabó la formación. Con eso tienes que ser experto en vender al cliente algo tan complicado como una mejor oferta en su factura eléctrica.
Hoy Jefecillo tenía unos asuntos que atender, así que me asignaron a Cubano Loco, quien me preguntó si me veía con carpeta (es decir, currando solo y buscándome las castañas), y le dije que no (no me habían formado prácticamente nada), así que... me dio una, y me dijo que por la tarde me tocaría probar suerte. Nos llevó (casualmente) a mi barrio y separó al grupo, tras lo cual me dijo que a las 12 tenía que terminar un negocio, así que podía irme a casa hasta después de comer en cuanto terminase de rodear con él una manzana, pero que NO se lo dijese a nadie. Dicho de otro modo: no tengo tiempo para ocuparme de un novato, así que no me molestes ahora.
Por la tarde, fui con él un rato (en el que el tipo no paró de ligar en ningún momento con las que le atendían) y tras verme cómo lo hice en cuatro locales (en los que dijo que lo hago "genial" y que le gustaba mi estilo), me asignó a un par de manzanas que tenía que cubrir solo. Allí me di cuenta, por las airadas respuestas de los empresarios, de que nuestra empresa ya había pasado por allí unos días antes (era terreno quemado), y la gente no estaba nada contenta con nosotros. Tras acabar lo que me mandó, me dijo "ahora rodeas esa plaza, y dentro de una hora te largas a casa"; tuve que hacer tiempo, porque lo que me asignó no me llegó ni para veinte minutos.
DÍA 5: El Infierno.
Llego al curro, firmo el contrato (por fin) y al día siguiente me dan de alta en la SS. Lo curioso es que en el contrato no pone NewPower Networking Plus, ni Dinamic Inspiration, ni siquiera SÉQUITO. Ponía Spelling de Angustias. Cuatro nombres, supuestamente la misma empresa. En fin.
Superjefa nos dijo que estaba enfadada: ella paga mucho dinero de nuestra Seguridad Social y no ve resultados. Hubo muy pocos contratos esta semana y eso no puede ser, así que esta semana habrá ultimatum: el que no haga X contratos, a la puta calle, aunque lleve un año con la empresa (a excepción de mí y otro chaval que también empezó hace dos días). Es como los objetivos de siempre, pero en vez de tener dos semanas para cumplirlos, tienes dos días. Y además a partir del día siguiente, el curro empezará una hora antes.
Nos dicen que hoy toca reciclaje y que los de mi grupo van para Santiago, mientras yo voy con Jefecillo al cercano Milladoiro. Veo que se ha montado un lío monumental entre compañeros.
No os preocupéis, lo normal en cualquier empresa. Uno de los compañeros, que, llegando al curro, terminó de rellenar unos datos que faltaban de un contrato que cerró la tarde anterior. Mientras hablaba por teléfono. Lo escribió sobre el volante. Mientras conducía (a poca velocidad). Con dos compañeros detrás, acojonados y cabreados. Sí, la anécdota es verídica: hay gente tan desesperada por cumplir los objetivos que la vida de los demás les importa un carajo.
La mañana fue soporífera. Ver como Jefecillo curraba mientras yo le seguía por un polígono industrial, al tiempo que de vez en cuando le comentaba que igual podría aprender si me dejaba la carpeta y me decía cuáles eran mis errores. Me dijo que sí, pero al final sólo tuve 20 minutos por la tarde en los que fui a 4 empresas y no conseguí nada. El resto del día, sólo se preocupó de sus contratos.
La vuelta no fue agradable. Tras 12 horas de curro, volvíamos por una carretera general y a Jefecillo no se le ocurre mejor idea que una novatada. Cada pocos metros teníamos que salir uno de nosotros del coche y arrancar una hortensia de un jardincito de una casa particular, mientras Jefecillo pitaba insistentemente con el coche. Lo que se dice una broma entre adultos. Cuando me llegó el turno a mí, como bastante quemado me dejaron ya en el colegio, respondí que "ESO SERÁ SI CONSEGUÍS SACARME ENTRE TODOS DEL COCHE" mientras esbozaba una encantadora sonrisa. Creo que no me entendieron, pero es que a mí el vandalismo no me hace especialmente gracia ni me cae especialmente simpático. Conozco ancianos cuya única distracción es cuidar el jardín de su casa tras currar toda una vida, y no me parece ético irles a joder para divertir a Jefecillo.
Luego, lo normal, vimos un ciclista y uno de los compañeros le tiró desde el coche una colilla encendida a la cara (por suerte, creo que no le dio); como curiosidad, fue el jamao que por la mañana rellenaba contratos al volante. Y el resto del camino, otro de los compañeros se puso a cantar mal y estridentemente, la misma frase... durante media hora o así.
Era demasiado para mi cabeza. Fue llegar a casa, cenar, poner en orden mis ideas y pensar si merece la pena seguir o no. Prácticamente no dormí esa noche, y a eso de las 4:00 decidí que tenía que largarme.
FINAL:
Nada más entrar en el curro, le dije a Superjefa que no me veía allí. Usando sus palabras del día anterior, veía que estaba pagando mi Seguridad Social, y yo estaba seguro de que no iba a poder conseguir ni un solo contrato, y que yo estaba gastando tiempo (y dinero) que podía invertir en encontrar curro. Fue muy comprensiva, todo lo contrario que Jefecillo, a quien le comenté que me iba mientras le di la hoja con los datos que fui apuntando en las pocas empresas a las que fui solo. Me la arrancó de las manos sin mirarme a la cara, todo un detalle.
Fue curiosa esta experiencia. Desde entonces, presté más atención a las noticias sobre el "mercado eléctrico". En Viveiro me enteré de una Asociación de Afectados por los Timos de las Eléctricas (creo que se llamaba así, pero no encuentro el enlace).
Recuerdo que Jefecillo comentó en una reunión que apenas hay margen para las ofertas, y vino a decir que TODAS las compañías eléctricas te ofrecen paralizar la subida de la luz durante un año, y luego te la suben de golpe. Recuerdo que saqué la conclusión de que, si tienes la Tarifa de Último Recurso, NO la debes abandonar siempre que sea posible.
Os dejo con un enlace otra experiencia de comercial que, quizá, sea de vuestro interés:
- "No dirán que no lo intenté", del blog Mis palabras muertas. El artículo que vi en meneame me animó a contar mi experiencia.
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